“ Ni jao “ a todos
Hoy 12 de septiembre de 2014 Piero, Mathews y yo hemos llegado a Taiwán para quedarnos. Hemos salido a las 11 de la mañana desde Corea, nuestra antesala de Asia, y en dos horas ya estábamos en el aeropuerto de Taipéi. Impresiona la llegada del aéreo pues este esta incrustado en mitad de la ciudad y al aterrizar casi podías saludar a los vecinos de los bloques de viviendas del entorno.
Dentro del aeropuerto un batallón de fotógrafos y de gente esperaban a alguien al parecer famoso. No era a nosotros. Luego supimos que era a una cantante coreana. A nosotros no nos hacía falta tanta gente. Una monjita filipina, Sor Leonila, secretaria de nuestro obispo y una joven, Emily (que trabaja en las oficinas de la diócesis ) con un caluroso cartel de “ welcome” se nos atojo la mejor de todas las acogidas. Al salir del aeropuerto también nos acogió, o mejor nos golpeó, un calor intenso y húmedo con el que tendremos que aprender a convivir. Piero, mientras esperábamos la llegada del coche que nos llevaria, queriendo hacer a todos participes de este momento histórico, colgó la primera fotografía de la llegada en Facebook.
A una hora del aeropuerto llegamos a nuestra nueva casa. El obispado de Hsinchu. Allí el primero a darnos la bienvenida fue nuestro obispo Juan Bautista Lee. El mismo nos acompañó a nuestras habitaciones. El noveno piso del edificio. Todo a nuestra disposición. Tres habitaciones personales, una sala comunitaria, la entrada en la escalera como pequeño comedor. Otros dos padres, uno filipino Vicente y otro coreano, P Won viven en el piso de abajo y están como nosotros en el proceso de aprendizaje del idioma mandarin. Fue el p. Vicente quien nos está explicando muy gentilmente las cosas prácticas de la vida en esta casa.
Después de acomodarnos en nuestras habitaciones y descansar brevemente, a las 5 de la tarde, celebramos nosotros tres nuestra primera misa en Taiwán donde pusimos en manos de Dios, a través de nuestra Madre Consolata, el inicio de esta nueva misión. Recordamos como Mateo Ricci tardo nada menos que 6 meses en llegar a China. Nosotros en apenas unas horas ya estábamos aquí. Pero bien sabemos aún nos queda un largo viaje que recorrer hasta llegar el corazón de los taiwaneses.
Cenamos con P. Vicente. P.Miguel y p. Oang anciano natural de China que fue expulsado de la china continental por los comunistas.Para nuestra alegría habla perfectamente italiano.
Después de la cena el P. Vicente nos acompañó a un centro comercial (“big city”) donde compramos los primeros utensilios para la vida cotidiana y un poco de comida para el desayuno.
Nos esperaba una noche de calor y sudor.
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