Desde el martes hemos comenzado nuestra primera misión: la conquista del chino mandarín. Dos horas diarias de clase y una profesora sola para ti. A mí, que he aprendido el coreano siempre en grupos de 12 personas, me parece todo un lujo. Pero un lujo necesario. Cuando leas el resto comprenderás porque.
Hasta ahora solo hemos entrado a familiarizarnos con los sonidos y los tonos. En otras lenguas aprendes el alfabeto y sus sonidos, para luego formar palabras para al fin ir dándole su significado. La gran diferencia con el chino es que no se escribe siguiendo los sonidos sino los significados. Y esto tiene una razón histórica.
El problema número uno de la inmensa China ha sido como mantener la unidad en esa gran diversidad de pueblos con sus idiomas y dialectos. Solución: crear un modo de escritura común a todos, no por el sonido sino por el significado. A cada unidad de significado se le asigna un ideograma. En los sonidos las diferentes lenguas serán diferentes pero en la escritura todos serán igusales. Por eso para leer en chino tienes que aprender miles de ideogramas. Cada “idea” un “grama”. Muchas ideas, muchos gramas.
La escritura le hemos dejado para más tarde. Cada cosa a su tiempo. Ahora nos hemos centrado en sonidos y tonos. Para aprender los sonidos hay un alfabeto fonético que se llama popomofo por que comienza mas o menos como p, p(explosiva), m, f… La primera dificultad son los sonidos que no existen en tu idioma nativo. Una “e” que se acerca a una “a”, una “i “que parece más una “u”, un “ch” con la lengua en el paladar… Un mundo de sonidos muy, muy diferentes. Pero a fuerza de repetírtelos uno a uno, escuchando atentamente como tienes que colocar la lengua y por donde tiene que salir el aire, poco a poco logras hacer un sonido, no igual, pero si bastante parecido (al menos eso dice mi profesora).
Pero cuando aún te estas rompiendo los músculos de la boca intentando recrear todos estos sonidos llegan los tonos. ¿Y esto que es? Es otra dimensión de este idioma que nosotros no tenemos. Son 5 tonos. El mismo sonido pero dicho en una tonalidad diferente da otra palabra completamente distinta. Tono alto, bajo, subiendo, bajando… Otra dimensión del idioma a la que poco a poco te vas familiriazando a base de repetir lo más parecido a lo que la profesora te va diciendo, o casi podía decir, a lo que te va “cantando”.
Gracias a la tecnología de nuestros ordenadores hay un programa que registra la línea del tono que has dicho. Yo la llamo la máquina de la verdad. Aun que a ti te parezca que estás haciendo el mismo tono que la profesora esta máquina te delata. No hay discusión posible.
Cada sonido, cada tono, uno a uno reconociéndolo, repitiéndolo lo más cercano posible, haciéndolo tuyo con la repetición… mucho trabajo mental que te deja exhausto después de dos horas. Cansado pero contento. ¿Entiendes ahora la necesidad de un profesor solo para ti?
Si ves todo lo que tienes que aprender para llegar a usar este idioma con fluidez te parece un imposible. Pero si lo miras solo desde el pasito que tienes que dar hoy, que aunque sea costoso, te llevara a que un día hables chino mandarín, lo sientes más posible.
Leave a Reply